miércoles, 21 de enero de 2015

Evaluación Auditiva

Evaluación Auditiva

La evaluación, desde la perspectiva audiológica, se puede dividir en 2 tipos generales, lo que corresponde a la evaluación subjetiva (la cual requiere respuestas por parte del paciente) y la objetiva (en la cual el paciente sólo debe estar tranquilo durante el proceso).

La evaluación subjetiva da cuenta de la percepción que tiene el sujeto frente a la presentación de estímulos auditivos. En algunos casos se habla de pruebas comportamentales, dado el componente psicoacústico de este tipo de evaluación.

Pero ¿qué buscamos con esta evaluación?, esta debe ser la primera consigna o razonamiento que debemos tener al realizar la evaluación auditiva de un paciente, dependiendo de los objetivos que tracemos para obtener la respuesta más real de un paciente puntual. 


Debemos tener claro, que un sujeto que no ha sido expuesto a una evaluación auditiva con anterioridad, va a presentar mayores dificultades al responder frente al estímulo sonoro. Por lo tanto, es muy importante nuestra impresión como clínicos de que respuesta vamos a considerar, en tal paciente, como correcta frente a nuestros requerimientos durante la evaluación.

Audiometría Clásica

La audiometría clásica corresponde a la evaluación de, principalmente, los umbrales mínimos; ya sea auditivos, como de máxima discriminación. Dentro de ésta, existen 3 exámenes que son requeridos para determinar, comunicativamente, las características auditivas del paciente, estos son: 1. La evaluación de los umbrales auditivos por vía aérea, 2. La evaluación de los umbrales auditivos por vía ósea y 3. La evaluación de la discriminación de la palabra hablada.

¿Qué podría interesarme de evaluar estos parámetros en un sujeto?

Primero, las patologías que pueden provocar pérdidas auditivas en un paciente, predominantemente patologías adquiridas, tienden a causar serios efectos en las actividades de la vida diaria, en los aspectos sociales, la delicadeza de la comunicación y en el desempeño frente a la realidad. Como por ejemplo las alteraciones a nivel del procesamiento auditivo, los sujetos con alteraciones auditivas pierden la capacidad de percibir la lateralización de un sonido, disminuye su capacidad de discriminación y comprensión de palabras habladas en situaciones de ruido, etc.

Con este tipo de evaluación nos acercamos a la realidad auditiva del sujeto, y sus requerimientos en función de la amplificación necesaria para la posterior rehabilitación auditiva (en el caso de requerir audífonos) o en la habilitación auditiva (si nos encontramos frente a un paciente que no tiene percepción auditiva de sonidos, o si la tiene se encuentra muy disminuida).

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